De niños imaginábamos tener superpoderes, ¿te acordás cuál era el tuyo?


El mío era el poder de teletransportación. Ya con 7 años entendía que había otros lugares en el mundo que yo estaba ansiosa por conocer, y que se caracterizaban, por una cultura y una lengua diferentes. Fue así como se despertó en mí la curiosidad por los idiomas y todo lo que implica sumergirse en […]

Por: Redação Skylar

30 de maio de 2025

El mío era el poder de teletransportación.

Ya con 7 años entendía que había otros lugares en el mundo que yo estaba ansiosa por conocer, y que se caracterizaban, por una cultura y una lengua diferentes.

Fue así como se despertó en mí la curiosidad por los idiomas y todo lo que implica sumergirse en otras culturas.

Esa pasión me impulsó en una búsqueda constante, hasta que finalmente encontré mi lugar al formar parte de un equipo de traducción, con un propósito que resonaba profundamente en mí: personas totalmente diferentes, pero con una misma pasión por llevar el conocimiento más allá de las fronteras.

Desde el lugar que ocupo en este equipo, puedo afirmar que, para mí, es un placer y una motivación constante el acto de traducir. Porque no solo se trata de palabras, frases e idiomas, sino de ejercer nuestro superpoder rompiendo barreras al traducir sueños, visiones y metas.

Y, aunque de niña soñaba con teletransportarme, nunca imaginé que ese superpoder se haría realidad de otra manera: facilitando que otros lo hicieran. Cada vez que alguien accesa a una idea, un texto, un contenido en su lengua gracias a nuestro trabajo, sé que los estamos llevando de la mano a otro lugar del mundo. Eso, para mí, es magia real.

Derribar fronteras es un acto profundamente humano, porque, cuando llega un nuevo conocimiento, nace una nueva oportunidad.